Tú ya eres perfecto. Tú ya eres un buda. De hecho, no hay diferencia entre tu verdadera naturaleza, justo ahora mientras estás sentado leyendo esto, y la verdadera naturaleza del buda, o de cualquier ser iluminado.
Esta es la visión del Dzogchen, una palabra tibetana que significa “Gran Perfección”. El Dzogchen es valorado por sobre todas las demás prácticas en la escuela Nyingma del budismo Vajrayana porque nos ayuda a conectar directamente con nuestra propia naturaleza iluminada.
Esta Gran Perfección eres tú ahora, justo aquí, en este momento, no un tú plenamente desarrollado después de que hagas muchísima meditación.
Tu esencia, y la esencia de cada criatura viviente, es pura, íntegra y completa. No hay nada que le falte, y es por ello que la llamamos la Gran Perfección. TÚ eres la Gran Perfección. Que no se te olvide. El Dzogchen está hablando de ti. La Gran Perfección eres tú ahora, justo aquí en este momento, no un tú plenamente desarrollado después de que hagas muchísima meditación.
En el Dzogchen, llamamos rigpa a esta naturaleza iluminada, o consciencia pura. A diferencia de algunas aproximaciones en las que la naturaleza búdica es enseñada en un modo más teórico, y necesitas estudiar y meditar por un periodo muy largo de tiempo para entender de qué se trata, el Dzogchen es experiencial. Tú eres introducido a la consciencia pura de un modo directo, así, tal cual.
Un modo tradicional de describir al Dzogchen es en términos de la base, el camino y la realización.
La Gran Perfección es nuestra naturaleza verdadera, nos percatemos de ello o no, la realicemos o no. Esa es la base del Dzogchen. Es la realidad de nuestra experiencia y de quiénes somos.
Pero eso no ayuda mucho si no la experimentamos por nosotros mismos. El modo de lograr esto es cuando nos introducen a la consciencia pura, y luego cuando nos familiarizamos con ella hasta que se vuelve estable y perdurable. A ese proceso se le llama el camino.
Luego, una vez que ya estamos familiarizados con nuestra verdadera naturaleza, una vez que la hemos realizado en su totalidad y la hemos integrado en cada aspecto de nuestras vidas, vamos a manifestar plenamente las cualidades iluminadas que ya estaban ahí. A eso se le llama la realización.
La base del Dzogchen
Quizás no tengamos muy claro qué es realmente esta “verdadera naturaleza”, así que déjame explicarte un poco más acerca de la base.
¿De qué estamos hablando realmente cuando usamos estos términos elevados así como “naturaleza búdica” y “consciencia pura”? Bueno, hay tres cualidades principales que atender aquí. Nos referimos a ellas como la “esencia vacía”, la “naturaleza luminosa”, y la “compasión todo-pervasiva”. Esa es la base, esa es tu verdadera naturaleza.
La “esencia vacía” significa que la verdadera naturaleza de la mente, la esencia de la consciencia pura trasciende todas nuestras ideas, conceptos y creencias. Está mucho más allá de todo nuestro sufrimiento y nuestros problemas. Es completamente libre. El término para esto es “pureza innata” -la esencia de quienes somos, hemos sido y siempre seremos es perfecta. Es completamente pura y nada puede cambiar esto.
Esta esencia vacía es imposible de agarrar, está más allá de nuestro modo ordinario de ver las cosas, pero no es nada. Hay también una presencia luminosa y que sabe. A esto es a lo que llamamos la “naturaleza luminosa”. A veces también es llamada “auto-claridad”, porque esta claridad es espontánea y natural. Sólo está ahí, todo el tiempo. Incluso cuando estamos dormidos, distraídos o completamente neuróticos. Ahí está.
La esencia vacía y la naturaleza clara son uno y lo mismo. Son inseparables. Esta inseparabilidad es la tercera cualidad de la base, a la cual le llamamos “compasión todo pervasiva”. Esta claridad abierta y espaciosa se manifiesta como todos nuestros pensamientos, sentimientos y percepciones, así como el sol irradia luz. Estas experiencias, de hecho todas nuestras experiencias, no son nada más que las manifestaciones o el juego de nuestra consciencia pura.
El camino del Dzogchen
Pero ¿cómo nos beneficia el sólo saber esto? No mucho. Es por eso que necesitamos un camino. Necesitamos traducir esto de bellas palabras e ideas a una experiencia directa.
De hecho, el camino del Dzogchen es muy simple. Pero esto no quiere decir que es fácil, sólo que es simple.
Lo único que necesitamos hacer es reconocer esta naturaleza pura inherente. Necesitamos experimentarla por nosotros mismos. Eso es todo. Si queremos hacerlo un poquito más complejo, podemos decir que primero necesitamos que nos introduzcan a nuestra consciencia pura, y luego que lleguemos a familiarizarnos con ella.
Así que, ¿cómo sucede esto?
Aquí es donde el maestro se vuelve importante. Hay mucho que está sucediendo en nuestras mentes. Tenemos todo tipo de memorias y reacciones, emociones y expectativas. En breve, tenemos una mente de mono.
Ver la cualidad sutil de la claridad vacía en el barullo de toda esta actividad mental no es fácil. Si lo fuera, probablemente ya habríamos reconocido el rigpa hace mucho tiempo. Pero un maestro hábil que ha reconocido la consciencia pura en él o en ella, y que sostiene un linaje auténtico, nos puede dirigir a ella. Los maestros nos pueden ayudar a encontrar nuestro camino a través de las complejidades de la mente para ver esta realidad simple y omnipresente.
Quizás pienses que debido a que ya eres perfecto, debido a que esta naturaleza despierta está plenamente presente en la naturaleza de tu mente, entonces no necesitas meditar o practicar. Nada puede estar más alejado de la verdad. El truco es cómo practicas. Tú aún necesitas meditar, pero meditar sin esfuerzo. Tú todavía necesitas practicar, pero practicar la naturalidad.
Más que practicar con la noción de que hay un nivel más elevado que lograr más allá de donde estás ahora, la práctica principal es aprender a confiar en que esta pureza original está siempre presente, especialmente cuando no la sentimos. Cada paso que das en el camino debe fortalecer tu confianza en que la consciencia pura está justo aquí, justo ahora. Hasta que tu reconocimiento sea inamovible, tú aún necesitas hacer práctica formal.
La realización del Dzogchen
Como ya dije, el eje central del camino es simplemente reconocer la naturaleza de la mente y regresar a este reconocimiento una y otra vez, hasta que sea tan familiar como un viejo amigo. Si lo haces, vendrá un momento en el que habrás experimentado esta consciencia pura tan profunda y completamente que nunca pierdas contacto con ella. Cuando estás meditando, estás meditando en consciencia pura. Cuando estás comiendo, estás comiendo en consciencia pura. Incluso cuando estás durmiendo, aún así estás descansando en el reconocimiento de la consciencia pura.
A esto es a lo que llamamos “realización completa”, el fruto del camino. En este punto todas las cualidades de la base; tu verdadera naturaleza iluminada, se manifiestan. Estas cualidades ya estaban ahí durante todo el trayecto, pero debido a que tú no sabías que estaban ahí, era casi como si no existieran. Pero ahora las conoces. Las conoces a profundidad y completamente. Sabiduría perfecta, compasión ilimitada, la capacidad espontánea de beneficiar a los demás -todas estas se manifiestan.
Esta realización es simplemente la expresión completa de tu verdadera naturaleza. Es como si sales y viajas por todo el mundo, buscando arriba y abajo por algo de paz mental. Pero al final, regresas a tu hogar y te das cuenta de que todo lo que estabas buscando estaba justo ahí donde empezaste. Esa es la Gran Perfección.
La práctica: Dzogchen
La parte más engañosa de la práctica de Dzogchen es que no es algo que nosotros hagamos. El punto entero es que estamos aprendiendo a reconocer lo que ya está ahí, mientras que nuestro impulso de “hacer” está basado en la suposición de que lo que somos y quiénes somos en el momento presente necesita mejorar. Así que, ¿cómo ponemos esto en práctica?
La meditación de Dzogchen involucra tres cualidades importantes: la ausencia de esfuerzo, la presencia, y la naturalidad. En términos tradicionales, estas tres son llamadas no-meditación, no-distracción y no-fabricación.
Para conectar con la ausencia de esfuerzo, vamos de nuestro modo habitual de “estar haciendo” a uno de “estar siendo”. Dejamos ir el impulso de mover y cambiar la experiencia y nos damos permiso de simplemente ser. Descansamos en una consciencia sin esfuerzo.
Pero mientras descansamos en la consciencia sin esfuerzo, no estamos perdidos ni distraídos. Estamos plenamente presentes, alertas y conscientes. Esta presencia es la segunda cualidad. No es algo que tengamos que hacer que suceda. Ya está aquí con nosotros todo el tiempo. Cuando soltamos el esfuerzo y simplemente descansamos nos estamos dando la oportunidad de reconocer la claridad abierta de la consciencia; nos damos la oportunidad de ser esta claridad abierta.
Nada puede disminuir esta consciencia sin esfuerzo. Todos nuestros pensamientos, emociones, percepciones e impulsos surgen de esta presencia que sabe, y regresan a disolverse en ella. Por esta razón, no necesitamos crear ningún estado especial de la mente para experimentar la pureza innata de la mente. No necesitamos bloquear nuestros pensamientos y emociones o controlar los movimientos de nuestra atención. Sólo sé quien eres.
Esta es la tercera cualidad -la naturalidad. Dejamos que todo se desenvuelva sin tratar de corregir, alterar o mejorar nada.
A medida que nos vamos sintiendo más cómodos al descansar en consciencia, estas cualidades de ausencia de esfuerzo, presencia y naturalidad van a emerger, y gradual y lentamente vamos a ver que esta consciencia espaciosa es quien realmente somos.
ACERCA DE YONGEY MINGYUR RINPOCHE
Yongey Mingyur Rinpoche es un maestro de meditación en los linajes del budismo tibetano Kagyu y Nyingma. Él es el maestro principal de la Comunidad de Meditación de Tergar, una red global de centros y grupos de meditación. Sus libros incluyen Transformar la Confusión en Claridad y Enamorado del mundo: el viaje de un monje a través de los bardos de la vida y la muerte.
ACERCA DE RATNA DAKINI (Traductora)
ratna dakini es una yoguini budista tibetana, poeta y traductora originaria de México. Ha publicado dos libros de poesía de dharma, el último titulado Sunbird (2020). Ha traducido para la Comunidad de Meditación de Tergar por Aprox. 6 años, y continúa traduciendo para Tergar, así como para la página en español de Lion’s Roar. Actualmente vive en San Miguel de Allende, donde enseña Yoga, practica danza y prepara un tercer libro de poesía.