Mantenerse en su lugar cuando la cosa se pone difícil

El consejo más directo sobre cómo descubrir tu verdadera naturaleza es este, dice Pema Chödrön: practica no causar daño a nadie -ni a ti mismo ni a otros- y, cada día, haz lo que puedas por ayudar.

Pema Chödrön11 January 2021

Si tomas esta instrucción a pecho y empiezas a usarla, probablemente te darás cuenta rápidamente que no es tan fácil. A menudo, antes de que te percates, alguien te habrá provocado y, directa o indirectamente, les habrás dado un revés.

Por ende, cuando la intención es sincera, pero la cosa se pone difícil, la mayoría de nosotros necesitamos algo de ayuda. Podemos hacer buen uso de las instrucciones sobre cómo aliviar y cambiar nuestros hábitos fuertemente establecidos de atacar y culpar.

La decisión es tuya: puedes reforzar tu hábito doloroso e hiriente, o puedes sacudirlo un poco y mantenerte en tu lugar.

Los cuatro métodos para mantenerte en tu lugar nos proveen de tal apoyo para desarrollar paciencia y para estar abiertos a lo que está sucediendo, en vez de actuar en piloto automático. Estos cuatro métodos son:

1) No confundir el blanco con la flecha;

2) Conectar con el corazón;

3) Ver los obstáculos como maestros;

4) Tomar todo lo que ocurra como un sueño.

Primero, si no has establecido un blanco, las flechas nunca lo van a golpear. Es decir que cada vez que tú contraatacas con palabras y acciones que hieren estás reforzando el hábito de la ira. Luego, sin duda alguna, muchas flechas van a venir en tu camino.

El patrón de rechazar quizás ya sea muy fuerte; sin embargo, cada vez que eres provocado tienes la oportunidad de hacer algo diferente. La opción es tuya: puedes reforzar aún más tu hábito doloroso e hiriente, o puedes sacudirlo un poco manteniéndote en tu lugar.

En momentos de ira, puedes conectar con la amabilidad y la compasión que ya tienes.

Cada vez que te sientas quieto con la agitación y el calor de la ira -sin llevarla a la acción, ni reprimirla- te vuelves más fuerte y mejor contenido. Cada vez que llevas la ira a la acción o la reprimes, te debilitas; te vuelves más y más un blanco andante. Luego, a medida que pasan los años, casi todo te pone iracundo.

Así que éste es el primer método: recuerda que tú estableces el blanco y sólo tú lo puedes quitar. Entiende que si te mantienes en tu lugar cuando quieres contraatacar -incluso sólo por 1.5 segundos más que de costumbre- estás empezando a disolver un patrón de agresión que, si lo dejas crecer, continuará lastimandote a ti y a otros por siempre.

El segundo método es la instrucción de conectar con el corazón: en tiempos de ira puedes conectar con la amabilidad y la compasión que tú ya tienes.

Cuando alguien que está enfermo o fuera de sí empieza a hacerte daño, existe la posibilidad de entender que él o ella no sabe lo que está haciendo. Existe la posibilidad de conectar con tu corazón y sentir tristeza de que ese pobre ser esté fuera de control y de que está dañándose a sí mismo y dañando a otros. Existe la posibilidad de que, aunque sientas miedo, no sientas odio o ira -quizás incluso sientas el deseo de ayudar a esta persona en la medida de lo posible. 

De hecho, un lunático está mucho menos loco que una persona cuerda que te daña, ya que la llamada gente cuerda tiene el potencial de realizar que están sembrando las semillas de su propia miseria, su propia confusión y su propia insatisfacción. Su agresión en el presente está produciendo más intensos y largos patrones de agresión. La vida de una persona que siempre está enojada es dolorosa y generalmente muy solitaria. El que te daña está bajo la influencia de patrones que pueden continuar produciendo sufrimiento por siempre.

Siéntate quieto con la agitación y el dolor de la ira sin llevarla a la acción, ni reprimirla, y deja que la cualidad abrasadora de la energía te contenga, te fortalezca y te haga más amable.

Así que este es el segundo método: recuerda que quien te daña no necesita ser provocado más aún, y tampoco tú lo necesitas. Puedes conectar con tu corazón y reconocer que, en este preciso momento, millones de seres están ardiendo con el fuego de la ira -justo como ustedes dos lo están haciendo. Siéntate quieto con la agitación y el dolor de la ira sin llevarla a la acción ni reprimirla, y deja que la cualidad abrasadora de la energía te contenga, te fortalezca y te haga más amable.

El tercer método es la instrucción de ver las dificultades como maestros. Si no hay un maestro alrededor de ti para guiarte personalmente y darte una dirección para dejar de causar daño, ¡no temas! La vida misma te va a proveer de oportunidades para aprender cómo mantenerte en tu lugar. El hacedor de problemas, por ejemplo, quien tanto te perturba -sin esta persona, ¿cómo podrías tener la oportunidad de practicar paciencia? ¿cómo podrías tener la oportunidad de conocer la energía de la ira tan íntimamente que pierda su poder?

Hay un dicho que dice que el maestro siempre está con nosotros. El maestro siempre está mostrándonos precisamente en dónde estamos y alentandonos a relajar y abrir nuestros corazones y mentes, alentandonos a no hablar ni actuar en los mismos modos atorados de siempre, animándonos también a no reprimir la emoción ni disociarse. Así que, con esta persona que te está asustando o insultando, ¿vas a contraatacar como lo has hecho cien mil veces antes, o vas a empezar a ponerte listo y hacer algo diferente?

Justo en el momento en el que está a punto de explotarte la cabeza, recuerda esto: tú eres un discípulo siendo enseñado a sentarse quieto con la irritabilidad y la incomodidad de esta energía. Eres un discípulo siendo retado para mantenerte en tu lugar y abrirte a la situación con la mayor valentía y la mayor amabilidad que puedas.

Por supuesto, al igual que incontables estudiantes antes que tú, quizás sientas “no estoy listo para esto”. Así que algunas veces vas a huir, y algunas veces vas a patalear y gritar, y algunas veces vas a mantenerte en tu lugar. De algún modo, gradualmente, todo esto se convierte en parte de tu habilidad para no causar daño y parte de tu habilidad para entender el dolor y la confusión de otros y ayudarles.

El problema con éstas o cualquier instrucción es que tenemos una tendencia a ponernos serios y rígidos respecto a ellas. Nos volvemos tensos y tiesos acerca de tratar de relajarnos y ser pacientes. Aquí es donde viene la cuarta instrucción: es útil contemplar que el que está enojado, la ira misma y el receptáculo de esa ira están todos sucediendo como en un sueño.

Puedes reflexionar en la falta de esencia de tu situación actual, en vez de poner una gran importancia en todo.

Puedes considerar tu vida como una película en la que, temporalmente, estás actuando el rol principal. Puedes reflexionar en la falta de esencia de tu situación actual en vez de poner una importancia enorme en todo esto. Este conflicto de gran envergadura, este yo importante y problemático (o este yo moralista), y esta persona enormemente problemática que se opone a mí, todos se pueden aligerar considerablemente.

Cuando despiertas de un sueño sabes que los enemigos en tus sueños son una ilusión. Tal realización hace mucho para cortar con el drama. Del mismo modo, en vez de actuar por impulso, podrías desacelerar y preguntarte, “¿quién es este yo monolítico que ha sido tan ofendido? ¿y quién es esta otra persona que puede provocarme de este modo? ¿qué son estas alabanzas y culpas que me pueden anclar como a un pez, que me pueden quemar como una flama quema una polilla? ¿qué está sucediendo aquí que las cosas externas tienen el poder de lanzarme de la esperanza al miedo, de estar alegre a sentirme miserable, como una pelota de ping-pong?”

Contempla que estas cosas externas, así como estas emociones, así como este enorme sentido de yo, son pasajeras y carentes de esencia como una memoria, como una película, como un sueño.

Cuando te das cuenta de que has sido capturado por la agresión recuerda esto: no hay una base para golpear o para reprimir. No hay una base para el odio o para la deshonra. Estemos despiertos o dormidos, estamos simplemente moviéndonos de un estado tipo sueño a otro.

Quizás encuentres que recordar esta instrucción te ayuda a aflojar tu puño y abrir tu mente.

Estos cuatro métodos para darle la vuelta a la ira y para aprender un poco de paciencia llegan a nosotros de los maestros Kadampa del Tíbet del siglo onceavo. Estas instrucciones han dado apoyo a los practicantes en el pasado y son igualmente útiles en el presente. Estos mismos maestros Kadampa nos aconsejaron no procrastinar. Ellos nos instan a usar estas instrucciones inmediatamente -el día de hoy- y no decirnos a nosotros mismos, “Haré esto en el futuro, cuando los días sean más largos”.

ACERCA DE RATNA DAKINI (Traductora)

ratna dakini es una yoguini budista tibetana, poeta y traductora originaria de México. Ha publicado dos libros de poesía de dharma, el último titulado Sunbird (2020). Ha traducido para la Comunidad de Meditación de Tergar por Aprox. 6 años, y continúa traduciendo para Tergar, así como para la página en español de Lion’s Roar. Actualmente vive en San Miguel de Allende, donde enseña Yoga, practica danza y prepara un tercer libro de poesía.

Pema Chödrön

Pema Chödrön

With her powerful teachings, bestselling books, and retreats attended by thousands, Pema Chödrön is today’s most popular American-born teacher of Buddhism. In The Wisdom of No Escape, The Places that Scare You, and other important books, she has helped us discover how difficulty and uncertainty can be opportunities for awakening. She serves as resident teacher at Gampo Abbey Monastery in Nova Scotia and is a student of Dzigar Kongtrul, Sakyong Mipham Rinpoche, and the late Chögyam Trungpa. For more, visit pemachodronfoundation.org.